miércoles, 12 de noviembre de 2008

Madrid va muy deprisa y a mi me gusta vivir despacio

A veces nos asusta la inmensidad. El inmenso hueco que puede dejar un adiós, un abrazo que no recibimos y que tampoco pudimos dar, miradas que no llegaron a cruzarse, manos que anhelan y no pueden hacer nada por ello, el vértigo o el miedo, los caminos fáciles… Todo ello nos pesa. Y sin embargo seguimos cargándonos de todas estas cosas, sin darle importancia alguna pero lamentándonos un día tras otro. Parece ser que ocupan más espacio los malos recuerdos que los buenos. En nuestras manos está el acabar con los puntos suspensivos o el To be continued que ponen el telón final a ese álbum de lamentos que llevamos a cuestas.

La moraleja de la vida no está escrita en ningún sitio: empieza hoy la labor de busca y captura.

Buena caza lectores



1 comentario:

Cris Cros dijo...

ZORRA MAS QUE ZORRA.

Esta de puta madre :P

Jarl!